Lo primero que me viene a la cabeza es la palabra RESILIENCIA ( la capacidad que tiene una persona de resistir a la adversidad), y un claro ejemplo de ello es el caso de Víktor Frankl, que escribió “El hombre en busca de sentido”, y en el cual se inspiró Roberto Benigni para hacer la afamada película “La vida es bella”.
Hay personas que en situaciones traumáticas sacan fuerzas de flaqueza y además tienen un crecimiento post-traumático que como consecuencia de este hecho le produce en su persona un aumento de su nivel de conciencia.
Bien conocido por todos es el dicho ” Dios nunca te manda pruebas que no puedas superar”.
La resiliencia es algo que se aprende, y cualquier momento es bueno para ello, siendo la mejor escuela para aprenderla LA VIDA MISMA.
Sin embargo, puede ser difícil hoy día porque vivimos en una sociedad consumista y superficial, donde los niños no desarrollan tolerancia a la frustración por falta de límites.
Existe un gran control a nivel general en la sociedad, lo que impide que los niños la puedan desarrollar de forma sana. De esta manera no se genera una personalidad resiliente. Para que esto fuera posible desde la infancia, la educación no ha de ser ni excesivamente dura, ni excesivamente blanda. Es muy importante el apoyo, pero no la sobreprotección.
Yo mismo he vivido en mi infancia situaciones que hoy día se etiquetarían como “mooving”, pero en aquel entonces no existía este término, y por lo tanto, en ningún momento generé esa creencia.
Al no generar esta creencia, desarrollé recursos que hoy me sirven para relacionarme de manera más sana. Creo que se está perdiendo la naturalidad y la espontaneidad en las relaciones humanas, debido a una excesiva relación entre el hombre y la máquinas. Todo ello es consecuencia de la gran importancia que le damos a la razón y a la lógica, quedando en un segundo plano la emoción y la intuición.
Actualmente se refuerza mucho la gratificación inmediata. CONSUMO, CONSUMO y más CONSUMO…
Apenas hay tiempo para desarrollar la creatividad, el silencio interior y el reise de uno mismo.
Esta reflexión me lleva a pensar que no estamos construyendo personas resilientes, en cambio, favorecemos el victimismo. De ahí que la tan famosa crisis, no sea tanto económica sino de conciencia.
Tal vez es la forma que está buscando la vida de despertarnos de esta hipnosis colectiva, para que empecemos a darnos cuenta de nuestra fuerza interior y de nuestra conciencia, de nuestras raíces y de los frutos que estamos dando.
Así como el gusano se mete en el capullo, donde se transformará en una hermosa mariposa, tal vez el ser humano también se está transformando y tiene que pasar por la crisálida.
Cristian Herrera. 24 de marzo de 2019.
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